Hasta que llegaste, Kristan Higgins

Continuamos para bingo con el #RetoRita3 y nos aventuramos en el mes de marzo con la amiga Kristan, autora a la que no conocía absolutamente de nada (como a casi todas las autoras del reto, para qué nos vamos a engañar). Al igual que el mes pasado, recurrí a nuestro amigo goodreads y empecé a mirar qué libros tenían mejor puntuación (y de los que pudiera disponer, claro). Así comencé con "Hasta que llegaste".

Cordelia, mejor conocida como Posey (¿alguien puede decirme cómo se pronuncia este nombre?) es una treintañera que nunca ha tenido una relación formal. Por supuesto que ha tenido sus escarceos por ahí, pero nada serio. Esto la reconcome un poquito, y es que ya sabemos cómo es nuestra sociedad: los prejuicios de no estar casada y todas esas mierdas. Además, es cero femenina, y físicamente es lo más parecido a un saco de huesos: bajita y MUY flaca. Tiene tal metabolismo que se puede meter pal cuerpo tres búfalos enteros y no engordar nada. Vosotras diréis "bendito metabolismo, ya quisiera yo", pero no. La pobre no lo lleva muy bien. Aparte de haber tenido que soportar las burlas de sus compañeros durante toda la adolescencia, tiene que comer cada dos horas para no desmayarse lo que viene siendo un jamacuco de toda la vida y sólo con beberse una mísera cerveza ya puede estar borracha perdía.

Posey después de tomarse una copita de salobreña.

Ella vive, digamos, tranquilamente, con su trabajo, las movidas de los padres, el hermano gay (me declaro mega fan del cuñado), los amigos, blablabla HASTA QUE LLEGA o mejor dicho REGRESA el buenorro de Liam Murphy con su hija adolescente.

¡PELIGRO! HIJA ADOLESCENTE AL ACECHO

Pero tranquilas porque la pobre de la hija ya tiene bastante con el padre sobreprotector y buenorro que le ha tocado. No hay problema con ella, no dan ganas de ahostiarla ni nada de esas cosas típicas que suelen pasar en ciertas novelas (sobre todo si son de contemporánea).

Como es evidente, Posey y Liam ya se conocían de la época de instituto, y para que os hagáis una idea, Liam era el típico muchachito guaperas y rebelde por el que todas suspirábamos. Ése que llega con su chupa de cuero, sus vaqueros rotos, la moto, la sonrisa rebelde, despeinado y fhgahgasjgfasdjfgasjfasdj.

¿Qué hay, nena?

Por supuesto, Posey se enamoró perdidamente de Liam en aquella época, y pudo tener posibilidades (la chica lo intentó a su modo) pero no hubo forma. Después pasan una serie de cosas que no voy a despotricar, pero lo cierto es que Posey sintió que Liam rompió su corazoncito en mil pedazos en aquella época del instituto. Y hasta ahí puedo hablar.

Pues os lo leéis, chatas.

Lo que viene después es una serie de idas y venidas donde se le intenta dar siempre un toque de humor. Sinceramente, no he muerto de la risa leyéndolo, pero tampoco está mal su dosis de aire fresco y de comedia. Personalmente, no lo consideraría un libro con el que te diviertes a carcajada limpia (o a lo mejor soy yo, que soy una rancia), pero sí es muy del estilo monoplatillesco que diría nuestra querida Kim. Y otro punto negativo es que, si bien hay cierta tensión sexual en el ambiente, no es de estas que cortan el aire, además de que los polvos son siempre en off. Que a mí no me desagradan los polvos en off, ¡pero tampoco vendría mal que nos dieras el gustazo de vez en cuando, amiga Kristan! Desaprovechar la oportunidad de imaginarte a un maromo así en tu cama, por favorrrr. No te lo perdonaré in the life.

Y por último, debo reconocer que el principio me resultó sumamente acojonante. Me explico: no soy de leer novelas románticas de estilo contemporáneo, y las únicas que he leído han sido auténticas bazofias. Esta novela tiene cierto parecido con "los libros" de nuestra querida innombrable (autora de #MelocotónPirao) que, la verdad, cuando he visto tantas similitudes, pues me he ido de varilla y sin necesidad de Evacuol, oye. Esas menciones a canciones, a grupos o artistas musicales, a películas, a actores, las reflexiones del tipo "diosa que llevo dentro", ciertas expresiones de andar por casa al más puro estilo "hasta luego Mari Carmen",...

No por favor, ¡otra vez no!

Pero por suerte, las similitudes no han pasado de ahí. En todo lo demás, es sumamente diferente. Los personajes de esta novela tienen sus excentricidades, pero son personas normales. Nada histriónicos, chillones, o vulgares. Las descripciones más "sexuales" por llamarlo de algún modo son de lo más normales, y no de decirte que tenía la punta de la verga azul, que de verdad, hay que tener falta de tacto y de cerebro para ponerte cosas así. Hay que ser, simplemente, una maldita inculta y con una falta de gusto tremenda. Para mí no hay nada mejor que el hecho de que la amiga Kristan me ponga on fire sólo con imaginarme a Liam como un rockero rebelde con esa barba de tres días que te raspa el cuello, y sin la necesidad de especificar que tenía el manubrio del tamaño del Titanic.

Y, por supuesto, la historia de este libro tiene su chicha y cierto hilo de intriga, por más simple que pueda ser dicha intriga. No como la otra dónde la única intriga que hay es ver cómo trajinan página sí y página también. Por no mencionar el hecho de que nos tengamos que tragar siempre su maldito gusto musical, que no hay libro donde no salga Alejandro Sanz, no lo hay. Vamos, es que poco le faltó para poner un radiocassette con la cinta de Alejandrito en "Deseo Encoñecido".

Estoy ya HARTA.

Por suerte, en este libro el gusto musical es distinto, y gana por goleada a la innombrable. No es que me agrade ver menciones a Neil Diamond o a Los Ramones, pero también puede ser porque yo no soy de romántica contemporánea. Igual le agradezco el gustazo por haber mencionado al marido, todo sea dicho.

Sin más, se lleva en mi evaluómetro...

A mi #JeremíasHierros