The kiss quotient, Helen Hoang

 

Muy buenas, majas. Aquí estoy para reseñaros brevemente un librito más ¡este año estoy que me salgo del pellejo!. Aunque haya puesto el título en inglés, debo confesar que lo he leído en español (lo han traducido como "La ecuación del amor") y es que aún no me aventuro a leer in english, y mira que me haría falta, que ya mismo tengo la prueba de nivel y voy a sacar un 0.00001. Así que espero que después de leer a la Jo Beverley para el #RetoRita de este mes, veáis por aquí alguna reseña de un libro que no haya sido traducido.

Bueno, yendo al grano debo confesar que ya me picaba el gusanillo con este libro, y es que no sé cuantísimas opiniones he visto circulando por la red, todas estupendísimas. Así que algo bueno debería tener y, viendo que no era muy largo, me lancé a por él.

Partiendo de la base que soy un poquito friki y me gustan las matemáticas sí, me gustan, ¿qué pasa? pues la verdad que ya sólo con el título y viendo que nuestra protagonista femenina es también una nerd de los números, pues ya tenía medio trabajo hecho conmigo.

Mates y romance. Esto promete.

Lo que no imaginaba para nada es el problemita que Stella intenta esconder. Obviamente, si os leéis la sinopsis o cualquier reseña, lo vais a saber, pero yo soy de llegar virgen a los libros, así que no miro ni sinopsis, ni reseñas, ni nada. Y claro, el pastel no se descubre hasta que llevas leído un cuarto de libro. O por lo menos yo no lo descubrí hasta ese momento, y esa fue una de las cosas que más "tocada" me dejó.

¡¿Cómo no me di cuenta antes?!

Pero lo mejor del tema no es que yo no lo descubriera, no, lo mejor del tema es que Michael, el prota masculino, ¡tampoco lo descubre! Y él está ahí como un campeón aguantando y aguantando sin saber de la misa ni la mitad. Que la verdad, una mijilla torpe es el muchacho al no darse cuenta antes, pero vaya, mis dieces para él.

Sin duda, ambos personajes me han gustado mucho. Stella es auténtica por todo lo que ella en sí implica. Es un personaje difícil de transmitir en un libro, y la autora lo consigue con creces. En varias ocasiones me he visto reflejada en ella con ciertos asuntos (todos tenemos nuestro lado "extraño", por llamarlo de algún modo sin hacer spoiler). En una de las partes finales del libro, ella lucha contra sí misma, lo cual me dejó un poquito broquenjá, y es que, ¿cuántas veces en nuestra vida hemos querido cambiar algo de nuestro modo de ser? ¿Algo que no necesariamente sea malo? Porque hombre, no vamos a poner de ejemplo a la innombrable, que lo mismo sabe que escribe mal pero ahí sigue la chavala.

Escritoras perpetrando

Yo más bien me refiero al no querer ser tímida, al no querer tener miedo de equivocarse, al no querer sentirse alejada en una party hard... Y como esas mil cosas más. Es como un querer ser aceptado por la sociedad y ser 100% correcta. Y eso no es así. Que yo escuche mil veces la misma canción en un solo día no significa que sea una obsesiva compulsiva,... ¿o sí?

Servidora escuchando al marido

Y de Michael qué hablar... Michael es una maravilla. Yo sinceramente, no sé si todavía existen tipos como éste, de verdad os lo digo. Qué bendita paciencia, su saber hacer con ella, cómo la comprende sin saber todo lo que ella esconde,... Bueno, bueno, no tengo palabras. Lo peor es lo cansino que se pone con el tema paterno. Chiquillo que sí, que entendemos el trauma, pero tampoco hay que radicalizar.

Reacciona Michael, ¡REACCIONA!

Más allá de la historia de amor que va surgiendo, este libro no tiene nada más. Básicamente lo que llama la atención y te termina de enganchar como si una droga dura se tratase es ver cómo Stella se va dejando abrir poco a poco, descubriendo que realmente el problema de todo no era ella, si no que nadie la ha llegado a comprender nunca. Imagino que, después de leer todo esto, pensaréis que para mí ha sido un libro de puntuación máxima. Pero no.

Amanda, hija, mareas más que una perdiz

A ver, a ver, que no panda el cúnico. Simplemente es que, me estoy dando cuenta, que lo mío no es la novela contemporánea. La historia está perfectamente narrada, no hay personajes porculeros (casi siempre los únicos que salen son Stella y Michael, así que difícil fijarse en otro), las escenas guarreriles no son excesivas y te llevan a ver todo el universo, peeeeeeeeeeeeeeeeeeeero hay cosas que a mí no. No. Seré una sosa, o quizás una finolis porque yo cuando veo cierto vocabulario en un momento concreto, la verdad, me corta el rollo. Es como estar en el Vesubio y de repente trasladarte a Groenlandia. Eso, o que me dé la risa tonta pero se me bajen todos los calores bajeriles. Además que no hay ninguna trama más allá de su historia amorosa, y a mí siempre me gusta que haya un poco de intringulis por ahí.

Así que nada, mientras espero pacientemente la llegada del libro de romántica contemporánea perfecto para mí, éste se lleva en mi evaluómetro un más que merecido:

No os podéis quejar.
Yo no le doy un #LiamNeeson a cualquiera.